Dos eventos del último trimestre de 2016 tienen el potencial de impactar la distribución del espectro radioeléctrico para servicios móviles y el desarrollo de la tecnología Long Term Evolution (LTE) en México: el acuerdo Telcel-MVS sobre el espectro de la banda 2.5 GHz y la licitación de la Red Compartida.
Si bien estos dos eventos tienen ramificaciones estratégicas importantes para la industria de las telecomunicaciones móviles en el país, todavía no se han oficializado las autorizaciones o contratos respectivos.
En el caso de la Red Compartida, el consorcio Rivada litiga la decisión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el acuerdo Telcel-MVS está pendiente de la opinión del regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Con el acuerdo Telcel-MVS, la banda 2.5 GHz vuelve a estar en el centro de la agenda de telecomunicaciones en México, pero son las acciones de los jugadores involucrados y las ramificaciones estratégicas la que la colocan en esa posición, no su historial “polémico” en México en torno a su rescate.
Si las empresas de telecomunicaciones son los “jugadores”, la banda de 2.5 GHz es uno de los “balones” con los que se juega el encuentro. Contrario a lo que diría un entrenador de futbol (pero que tal vez sería un consejo de un coach de la NFL), en este momento se debe apartar la vista del balón para prestar atención a los movimientos de los jugadores.
El anuncio de Telcel-MVS (el primero adquirirá indirectamente 60 MHz prorrogados al segundo) ha atraído la atención sobre la participación de operadores en las concesiones de espectro para servicios móviles. Pero estas medidas sólo describen a grandes rasgos la tenencia de bandas que sustentan distintas redes (2G, 3G y 4G) sin ponderar la presencia de una nueva entidad que será un competidor adicional en el mercado primario de espectro, la Red Compartida.
Utilizando el índice Herfindahl-Hirschman (IHH) se tiene que, tomando en cuenta la adjudicación de 700 MHz para la Red Compartida y el acuerdo Telcel-MVS sobre la banda 2.5 GHz, y como marco de referencia las bandas concesionadas para servicios móviles, se tendría en realidad una distribución menos concentrada de espectro radioeléctrico.
Aunque Telcel concentraría más espectro (alrededor del 41 por ciento) para servicios móviles, la entrada de la Red Compartida orienta la distribución de espectro hacia niveles anteriores a la integración de AT&T en México (con el espectro de Iusacell y Nextel).
Sólo ignorando a la Red Compartida como entidad que demandará espectro en el mercado primario se puede concluir que el espectro para servicios móviles estará más concentrado en caso de aprobarse el movimiento Telcel-MVS en la banda 2.5 GHz.
En otras palabras, la dimensión de distribución (share) del espectro es sólo uno de los elementos (descriptivos) que se pueden abordar.
Las dos ramificaciones estratégicas más marcadas del movimiento Telcel-MVS (y tomando en cuenta a la Red Compartida como nuevo actor en materia de espectro), son el eventual despliegue de ofertas de LTE-Advanced (LTE-A) y la estrategia de competencia en torno a la licitación de la capacidad disponible en la banda de 2.5 GHz.
Sobre LTE-A, el espectro de la banda 2.5 GHz puede habilitar a Telcel para realizar carrier aggregation entre distintas bandas de espectro, o al menos para desplegar LTE en 2.5 GHz complementando el uso de las frecuencias AWS (1.7/2.1 GHz).
La presencia de una oferta de LTE-A por Telcel presionará a los competidores a hacer su despliegue, lo que podría aumentar el interés por la banda de 2.5 GHz como espectro adicional para LTE.
Debe recordarse que carrier agregation entre bandas distintas es sólo una alternativa para LTE-A, pues como lo señala la organización 5G Americas en su white paper “LTE Carrier Aggregation.
Technology Development and Deployment Worlwide”, carrier aggregation también es una solución disponible en espectro contiguo de una misma banda.
En otras palabras, el lanzamiento de LTE-A en México es uno de los movimientos de los jugadores a los que hay que estar atento, sobre todo si en ese propósito la banda de 2.5 GHz es crucial.
Por otro lado, no se debe descartar la acción del “árbitro”, el IFT sobre las condiciones en las que progrese (en su caso) el acuerdo.
Aunque Telcel y MVS anunciaron el movimiento sobre espectro, hace falta conocer la interpretación del IFT de las condiciones del acuerdo entre la SCT y los concesionarios de la banda 2.5 GHz. Por ejemplo, el expediente 19/0584 (MVS y sus concesiones en el Valle de México) indica que MVS no podrá “usar, aprovechar o explotar el espectro concesionado en asociación o a través de un concesionario identificado como preponderante, a menos que el Instituto [IFT] lo autorice” (condición 2.1).
El mismo acuerdo (condición 14) impide al concesionario ceder la concesión de un AEP, a menos que el IFT lo autorice. Debe recordarse que el IFT tiene un mandato legal de impulsar el mercado secundario de espectro (Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, artículo 104), observando principios de fomento a la competencia, eliminación de barreras para competidores y uso eficiente del espectro.
Sobre la licitación de la banda 2.5 GHz, la obtención del nuevo espectro podría reducir el interés de Telcel en participar. Debe tomarse en cuenta que la ley no impide participar a la Red Compartida y a Telcel en concursos de espectro.
En el caso del AEP de telecomunicaciones (artículo 277 de la LFTR), debe contar con autorización del IFT y respetar los límites de acumulación de espectro; la Red Compartida recibe la banda de 700 MHz, pero la nueva entidad podrá conseguir por su parte recursos espectrales adicionales.
Es decir, la distribución del espectro no establece quién puede participar o no; será el IFT el encargado de diseñar topes de espectro para la subasta de la banda 2.5 GHz y, de acuerdo a estos, se podrá conocer si hay algún agente excluido bajo el criterio de tenencia de espectro.
Para la subasta de la banda 2.5 GHz prácticamente se tendrían 130 MHz disponibles a nivel nacional y hasta cuatro participantes potenciales (AT&T, Altán [Red Compartida], Telcel y Telefónica), aproximadamente 32.5 MHz si se quiere hacer una división simple.
En este sentido, se estima la acción del “árbitro” tendrá un impacto directo en las estrategias de los jugadores, pues se deberán conocer: a) los topes de espectro y, en su caso, condiciones para el AEP de telecomunicaciones y la Red Compartida (determinar el número de jugadores en la licitación) y b) la configuración de los bloques a ofrecer (en torno a la cual los jugadores pueden diseñar su estrategia).
Del valor de la banda se conoce que el precio de los derechos del espectro en una concesión a 15 años representarían un “piso” de 16 mil 508 millones de pesos aproximadamente (de acuerdo con un análisis de Telconomia) y que el nivel del precio del guante sería determinado por el nivel de competencia entre los jugadores calificados para la subasta.
De este modo, si bien puede resultar intuitivo pensar que por su historial la banda 2.5 GHz tiene un valor intrínseco, en realidad el nivel de competencia en la licitación determinará este valor final. A su vez, el escenario competitivo de la subasta está ligado a las acciones de los jugadores y el árbitro.
El autor aprovecha para desear a los lectores de Consumo TIC una feliz temporada de fiestas y un próspero 2017.
C$T-EVP