Después del sismo del 19 de septiembre de 2017 que afectó estados del centro y sur del país surgieron cuestionamientos sobre la integración de aplicaciones móviles a los sistemas de alerta temprana aprovechando la penetración de smartphones en México.
Ante esto, es importante establecer que las “apps” son los últimos eslabones en sistemas de alertas al público, por lo que su integración es positiva, pero en el contexto de complementar un entorno más amplio de medidas para comunicarse con el público en situaciones de emergencia.
La adopción de estas aplicaciones y otros sistemas de distribución de alertas tienen el objetivo de aumentar las probabilidades de que las alertas lleguen al público, independientemente de su ingreso y ubicación.
Los desastres naturales nos confrontan con nuestras limitaciones técnicas y humanas en materia de detección de riesgo y cómo encarar escenarios de alta incertidumbre. Las redes de telecomunicaciones conforman infraestructura estratégica en comunicaciones de emergencia, pero también en minimización de riesgo para la población. Sin embargo, es necesario reconocer primero qué limitaciones técnicas existen.
El rol de los sistemas de alerta es preventivo fundamentalmente. Por ejemplo, el Sistema de Alerta de Emergencias (EAS, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos (EUA) destaca esto en su descripción.
Este sistema funge como una plataforma por el que las autoridades difunden alertas por distintas redes, como televisión (abierta y de paga) o telecomunicaciones móviles.
En EUA y otros países, las alertas móviles constituyen un importante medio de difusión para los sistemas de emergencia. No sólo se envían notificaciones por eventos meteorológicos, sino que se ha integrado también la alerta AMBER. El enfoque de sistemas tiene como denominador común no depender de un solo canal por moderno que sea (como una app), sino integrar varias alternativas para tener un sistema mucho más robusto. En este contexto, las redundancias no son ineficiencias sino salvaguardas.
En el contexto mexicano es notable que el panorama de la movilidad tiene un mayor componente de servicios de datos y smartphones. Sin embargo, se prevé que las suscripciones 2G todavía estén en doble dígito (como porcentaje) para fines de 2017, por lo que, aunque las apps móviles suman, no debe olvidarse el rol de los mensajes cortos de textos (SMS) como plataforma común para comunicaciones móviles en situación de desastre, sobre todo si estos son una alternativa de bajo costo y que pueden ser usadas en escenarios de alta densidad de conexiones móviles.
Para el debate de la mejora de los sistemas de alerta en México es importante considerar que las vías de comunicación son un medio y el objetivo final es aumentar la probabilidad de que las comunicaciones preventivas y de emergencia lleguen al público.
Por otro lado, hay otros conductos que pueden complementar la difusión de información preventiva que no necesariamente son apps. Las “redes sociales” son contenidos ampliamente adoptados en el país y pueden ser útiles para difundir información preventiva, o al menos contrarrestar la información falsa o “fake news” que también se pueden transmitir por estos medios.
El ángulo preventivo es quizás más importante de lo que se da por sentado, pues la relación entre sistemas de alerta y tecnologías celulares está mediada por el estado del arte de las capacidades técnicas de detección de fenómenos naturales. En otras palabras, los terremotos no se pueden predecir y las apps o sistemas de alerta sólo serán tan efectivos como los instrumentos técnicos de detección y las limitaciones físicas que enfrentan.
El Servicio Geológico de EUA (USGS, por sus siglas en inglés) estima que las ondas de un terremoto se pueden desplazar a velocidades de 2 millas por segundo. Esto da margen de acción para los sistemas de alerta temprana de avisar a la población, pero este servicio será percibido como “menos efectivo” si el epicentro es cercano.
Esto no implica que estos sistemas de alerta temprana deban abandonarse o que sean inefectivos; estos eventos nos confrontan con nuestras limitaciones técnicas (equipo de detección, capacidad de redes) con escenarios de alta incertidumbre (los terremotos no se pueden predecir).
Imagen tomada del USGS
Los sistemas de alerta temprana para terremotos son costosos, pero su adopción se reconoce en países como México, Italia, China y Japón. La idea es maximizar las oportunidades de tomar acciones preventivas para casos de desastre. Las alertas no son mecanismos predictivos, sino preventivos, y eventualmente se irán integrando de mejor manera con las redes móviles por su capacidad de llegada a la población.
El desarrollo de aplicaciones móviles para alerta en emergencias es generalmente el último eslabón de una cadena compleja. Las sofisticaciones en detección de terremotos están principalmente en las capacidades de detección. De acuerdo con el USGS, por ejemplo, Japón ha logrado construir uno de los sistemas de alerta temprana más modernos incorporando una red de sensores más densa y en muchas más áreas.
Esto, desde luego, representa un costo que puede ser privativo para algunos países.
Evidentemente en esta columna no se pretende hacer una evaluación desde el punto de vista geológico. En el ámbito de las redes se han establecido algunas iniciativas que tienen que ver con la infraestructura de telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (TI) y, sorpresivamente, con los propios celulares.
Por ejemplo, el USGS ha tratado de robustecer la infraestructura de red que transmite la información recabada por las estaciones de detección. La finalidad es tener una transmisión rápida de esta información para que sea procesada por las autoridades y actores involucrados en alertar sobre terremotos.
Entre las acciones que han desplegado es la distribución del sistema en más servidores, de manera que, si se pierde un nodo, el sistema pueda seguir comunicándose.
La mejora de la red de comunicación de estas alertas evidentemente implica costos y una red de agentes que cooperen en sobrellevarlos, escenario que no siempre es replicable. Se ha sugerido que los celulares pueden brindar una alternativa o, más bien, un complemento a estos sistemas de alarma y no precisamente a través de una app.
Los autores del artículo académico “Crowdsourced earthqueake early warning” proponen tomar en cuenta que los smartphones cuentan con sensores propios. Aunque estos no tienen la sofisticación de instrumentos científicos, se puede desplegar (en teoría) un sistema que incorpore a los teléfonos como el primer eslabón en la cadena, convirtiéndolos en uno de los primeros eslabones de la cadena de comunicaciones de emergencia.
En las conclusiones de ese estudio se destaca que esta alternativa no sustituye los sistemas de alertas tempranas, pero pueden ser una alternativa de bajo costo para complementar sistemas existentes o para desplegar alguna medida preventiva en donde no se puede construir una red de alerta temprana.
El reto es, evidentemente, la capacidad de los sensores actuales y lograr cooperación entre fabricantes de equipo, operadores de telecomunicaciones y el gobierno para establecer el acceso a estos datos, su procesamiento y el respeto a la privacidad.
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