El progreso de la tecnología ha permitido en años recientes la distribución de varios servicios de comunicaciones por la misma red y comúnmente reflejadas en el mismo recibo.
A este empaquetamiento o bundling de servicios que antes se adquirían por separado se le denomina “convergencia” y aunque el término no es viejo, va llegando el momento de repensarlo.
Me explico: ese concepto de convergencia está relacionado con la noción de servicios (datos, TV, voz) y eso ha llevado a generar nombres comerciales como triple y cuádruple play (agregando servicio móvil).
Sin embargo, este planteamiento está anclado en la noción de servicio, más no de capacidad, que es hacia donde avanzan la industria y el mercado.
Para evitar el absurdo a futuro de contar en qué play nos encontramos, es preciso identificar que la siguiente interacción en la convergencia es precisamente el encuentro de las redes fijas y móviles en un entorno de movilidad e Internet como una plataforma en común para obtener contenidos y nuevos servicios.
Esto no implica que deban desaparecer. La ventaja de los bundles se plantea comúnmente como una calle de dos sentidos: al usuario se le ofrecen más servicios a un mejor precio y el operador logra mantener al cliente por más tiempo.
Pero tomando en cuenta que algunos de estos servicios son “tecnologías viejas”, como la línea fija o la televisión de paga limitada a programación lineal, ¿valora el usuario todos estos servicios por igual?, ¿prefiere el acceso a la banda ancha por ofrecer más posibilidades?
Los datos se están convirtiendo en el servicio central. Sea por plataformas fijas o móviles, el acceso a la banda ancha habilita alternativas de comunicación y entretenimiento sobre Internet (Over The Top u OTT).
Muchas de estas aplicaciones ni siquiera requieren pago por suscripción y dan alternativas no siempre provistas por el operador tradicional, como contenidos bajo demanda y videoconferencias.
En otras palabras, el número de servicios en un paquete de comunicaciones no siempre será el mejor predictor de su demanda… o calidad.
Por ejemplo, según un informe de la Unidad Investigadora del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), sólo el 12 por ciento de las suscripciones a TV de paga en México correspondían a paquetes de triple play.
“Sólo 23 por ciento de usuarios de TV de paga contrata telefonía o Internet con el mismo proveedor: IFT”, (El Financiero 23 de marzo 2015).
Y aunque en México se ha contemplado el potencial para cuádruple play planteado con operadores fijos y un operador móvil virtual (o incluso con red propia, como pudo haber ocurrido con Televisa y Iusacell), este modelo no ha florecido.
El reporte de la OCDE “Triple and Quadruple-play bundles of communication services” publicado en 2015 indica que en los 34 países que conforman la organización, sólo el 45 por ciento de los operadores de telecomunicaciones tienen una oferta de cuádruple play entendida como triple play y servicio móvil.
Por otro lado, una muestra de cinco países europeos analizada por Pyramid Research mostraba que en 2014 la adopción de cuádruple play había crecido en Francia, Portugal, Bélgica, España y Holanda, pero sin llegar a la mayoría de los hogares.
En un contexto donde la movilidad se vuelve más importante, la convergencia de servicios como modelo puede quedar rebasada por la convergencia entre las redes fijas y móviles como plataformas de capacidad.
Esta idea ya está presente, por ejemplo, en el mercado de Estados Unidos.
Apenas iniciando el 2016, AT&T anunció el regreso en ese país de los planes “ilimitados” de datos móviles, lo que parecería ir en contra de la tendencia de paquetes segmentados por volumen de uso.
En un momento en el que AT&T sirve en ese país a 57.7 millones de smartphones de pospago (3T 2015) y que 86 por ciento de sus suscriptores tiene un dispositivo listo para LTE, ¿cuál es el truco? What’s the catch?
En realidad es una oferta disponible sólo para suscriptores de DirecTV o U-Verse, las plataformas de TV de paga de AT&T. El “cruce” de esta estrategia es hacer más atractivo DirecTV al mercado doméstico y convencer a los usuarios de DirecTV de cambiar su servicio móvil a AT&T.
En estos términos, la racionalidad de la oferta es clara, pero es notable que el anzuelo de este modelo de cuádruple play viene por la parte de la capacidad inalámbrica, no por el número de servicios del bundle o algún ahorro potencial.
Naturalmente, esta propuesta debe ubicarse dentro de la dinámica competitiva de ese mercado: Sprint tiene un plan de datos “ilimitados” para celulares y T-Mobile lanzó su esquema “Binge On”, que permite consumir video de ciertas aplicaciones OTT sin gastar datos del plan (zero rating).
Estos últimos dos operadores no ofrecen cuádruple play, pero en este mercado no se descarta una fusión próxima entre Dish o algún operador de cable y uno de los proveedores nacionales de servicio celular.
En estos movimientos están elementos para repensar el bundling en general, no sólo el cuádruple play. La capacidad del modelo, no el número de servicios que ofrece, será el foco de la conversación.
C$C-EVP