Actualmente sólo 7.3% de los usuarios navegan en redes 4G, y presenta un reducido uso de las TIC
El Internet de las Cosas (IoT) se presenta como el futuro y el rumbo que tomará la tecnología en el mercado global, para que México pueda integrarse a esta dinámica debe resolver rezagos importantes en materia de conectividad móvil, infraestructura para servicios avanzados de interconexión e interoperabilidad entre dispositivos.
“México aún se encuentra restringido no sólo por las limitaciones de conectividad, su falta de infraestructura y su aún reducida industria de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sino también por el tipo de tecnología móvil a la que los usuarios tienen acceso actualmente” asegura la firma The Competitive Intelligence Unit (CIU).
El IoT, es decir, autos que se conducen por sí solos, refrigeradores que detectan la falta de algún alimento, focos que reconocen cuando el hogar está vacío y ciudades con sistemas eficientes de distribución de agua y electricidad, todos conectados a la red, exigen ciertas condiciones que el mercado nacional aún no cumple.
Aunque en el país las suscripciones a banda ancha móvil en 2014 superaron a las de banda ancha fija (23 millones frente a 18 millones, respectivamente), la velocidad promedio a la que navegan los usuarios mexicanos aún está con servicios 2G y 3G (92.7 por ciento del total), en tanto que los usuarios de tecnologías más avanzadas como redes 4G aún representan un porcentaje menor (7.3 por ciento).
“El Internet de las Cosas depende de que las redes sean de última generación, es decir, que garanticen una veloz y confiable transmisión de datos y voz, características que idealmente cumplen las redes a partir de 4G”, precisa CIU.
Otro reto relevante está en los dispositivos de cómputo, pues los objetos por conectar deben incluir procesadores, módems, capacidades de reconocimiento de gestos, lo cual también en el país aún no se ha masificado.
Finalmente, falta interoperabilidad, es decir, desarrollar el potencial del IoT para que los objetos se conecten entre sí, sin importar plataformas o tecnologías, lo cual exige acuerdos entre los diferentes actores de la industria: operadores, manufactureros de dispositivos, fabricantes de procesadores, desarrolladores de software, entre otros.
El reto es mayor si se considera el concepto del IoT que plantea la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que reconoce que la conectividad de los objetos implica una infraestructura mundial de la sociedad de la información, con servicios avanzados interconectando cosas (físicas y virtuales) utilizando las TIC compatibles existentes y las que estén en evolución.
C$C-EVP