Teléfonos móviles, con mínima participación a nivel regional
En América Latina, cada persona genera alrededor de 6.6 kilogramos de residuos electrónicos al año, de los cuales sólo 29 gramos son procedentes de teléfonos móviles, reveló el reporte sobre e-Waste realizado por la GSMA y la Universidad de Naciones Unidas.
«Esto representa, unos 0.3 teléfonos móviles desechados por persona, por año. Los teléfonos fijos aportan 34 gramos por persona al total de basura electrónica en América Latina, cantidad que desciende desde de 2009, una tendencia similar a la que registra el resto del mundo».
El estudio considera Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) los provenientes de refrigeradores, congeladores, aparatos de aire acondicionado, bombas de calor y otros; así como aparatos que contengan pantallas (incluidas pantallas de televisión y también ordenadores portátiles, notebooks y tabletas) y lámparas.
Además, en la división de grandes equipos se incluyen lavadoras, cocinas, placas eléctricas, lavavajillas y otros, mientras que en la de pequeños aparatos se cuentan como aspiradoras, microondas, electrodomésticos, grabadoras de vídeo, aparatos de radio y otros productos electrónicos de consumo.
En la categoría de pequeños artefactos de Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) y telecomunicaciones se incluyen teléfonos móviles, dispositivos GPS, ordenadores y otros productos de menor tamaño.
En 2014, los países de América Latina generaron en conjunto entre 17 y 20 kilotones (equivalentes a mil toneladas) de desechos electrónicos provenientes de teléfonos móviles y fijos lo que representa 0.4 y 0.5 por ciento, respectivamente, del total de desechos electrónicos regionales.
Los RAEE son generalmente considerados residuos que pueden causar daños al medio ambiente y consecuencias graves para la salud humana si se manejan de manera inadecuada.
Además de las preocupaciones relacionadas a la salud de los trabajadores directamente expuestos, la basura electrónica tiene varios efectos indirectos sobre la población en general y los segmentos más vulnerables, como los niños.
C$C-GM