Hacia 2050 se podrían generar hasta 2 millones de toneladas.
Con un promedio de entre siete y 10 kilogramos de desechos electrónicos por habitante, que representan alrededor de un millón de toneladas al año, México es el tercer país de América Latina que más basura de este tipo genera, sólo después de Estados Unidos y Brasil.
En opinión de Heberto Ferreira, experto del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) unidad Morelia de la UNAM, además de la poca conciencia e información relacionada con el reciclaje y el desecho responsable de aparatos electrónicos, México enfrenta el desafío de la regulación.
«La iniciativa Step (un esfuerzo internacional) censó las leyes que regulan el reciclaje y desecho de basura electrónica, y encontró que en diferentes países, algunos sudamericanos como Argentina, hay hasta 20 o 30 leyes, mientras que en México sólo hay una, que no está actualizada y es muy laxa».
Además de que en México las empresas carecen de incentivos, facilidades o estímulos relacionados con el reciclaje de desechos electrónicos; los hábitos de consumo son un factor importante a considerar, pues los usuarios no están acostumbrados a reciclar y desechan en promedio 10 kilos de basura como pantallas, celulares y hornos de microondas.
«Un factor más a considerar son los metales pesados. La basura electrónica cada vez será más y afectará los mantos freáticos, los más susceptibles y de donde se extrae el agua para consumo. También es posible que la basura electrónica dañe la respiración porque el plástico se bioacumula y reacciona».
Para el experto en sustentabilidad, las baterías son altamente contaminantes, pues una vez que su energía se agota, presentan una reacción química que no es controlable, sin contar que sólo es posible reciclar algunas de sus partes.
«Hay intentos para producir nuevas, pero las que se encuentran en el mercado son las que más perjudican. Habría que buscar otras fuentes de energía, como los paneles solares, o hacerlas de menor tamaño y más capacidad”.
La falta de estandarización en los componentes es otro factor que eleva la cantidad de desechos electrónicos, pues en ocasiones, un cargador no sirve si se cambia de marca de celular o tableta; incluso algunos modelos de la misma compañía no usan el mismo cargador, por lo que se vuelven obsoletos y se tiran. Además, televisiones, monitores y gabinetes se abandonan en la calle y prácticamente se descomponen ahí.
Para 2050, se estima que habrá 160 millones de mexicanos, y si el ritmo de producción de basura electrónica continúa, el país estará generando más de dos millones de toneladas; en ese contexto es fundamental que los fabricantes contribuyan a no generar más chatarra y emprendan acciones como, por ejemplo, permitir que los usuarios usen un mismo tipo de cargador, adaptadores y componentes móviles.
“Bajar la huella tecnológica no es fácil, pero los electrónicos pueden usarse al máximo, tantos años como sea posible, y cuando sea poco viable conservarlos por las necesidades personales, pasarlos a alguien más o tirarlos de manera responsable”.
En ese sentido, dijo Heberto Ferreira, la solución más viable reside en implementar leyes claras, además de imponer sanciones ante el mal manejo de estos residuos.
C$T-GM