Atiza desconfianza del consumidor desinformación gubernamental.
El avance del comercio electrónico en México «evoluciona a pasos agigantados»; sin embargo, las políticas públicas no han sido ni eficientes ni eficaces para atender las necesidades de un mercado cada vez más sofisticado y en constante evolución tanto en crecimiento, como en la complejidad de vertientes de negocios que han surgido a través de redes sociales (social commerce), del Internet de las Cosas (IoT) y de la Inteligencia Artificial (IA).
«Hoy las amenazas vienen de la trinchera regulatoria, cada vez son más los intentos por regular internet y en lo particular regular el comercio electrónico y no con una visión equitativa entre la protección de los consumidores y el desarrollo de las empresas sino, más bien y en muchos casos, con una visión poco clara del funcionamiento de este innovador canal de venta y los bemoles y particularidades que conlleva», asegura Julio César Vega Gómez, director general de la Asociación de Internet.mx.
En el capítulo «El Comercio electrónico en México, incorporado en la publicación «Gobernanza y regulaciones de Internet en América Latina», el directivo aseguró que en el país no se han emitido políticas públicas adecuadas para contar con un ecosistema más pujante y evadir una eventual brecha digital comercial.
Se ha logrado más desarrollar el consumo que la apertura y expansión de empresas vinculadas al comercio en línea, y en materia de tecnología, pocas son las empresas mexicanas que proveen servicios de plataforma a negocios tradicionales, pues la opción ha sido más adoptar plataformas extranjeras, como Mercado Libre, Amazon, y este año Alibaba, con escasos esfuerzos de capital nacional, como Linio u Osöm.
Para Vega Gómez la falta de información ha sido la principal falla del Estado para impulsar el comercio en línea, ya que la inmensa mayoría de la tecnología y los modelos de negocio basados en Internet han llegado de otros países; como ejemplo, destacó que en 2017 el principal jugador del ecosistema, Mercado Libre cumplió 18 años de operación en México, sin que en ese tiempo se haya generado una política pública integral.
Confianza del consumidor, la facilidad de realizar compras en línea a través de teléfonos inteligentes (90 por ciento de los compradores tiene al menos un dispositivo móvil inteligente); accesibilidad de medios de pago; mayor oferta comercial; oferta de bienes digitales de bajo monto como apps, música, videojuegos; arribo de competidores globales (Amazon en 2015 y Alibaba que busca iniciar operaciones de comercio en 2018), son algunos de los detonadores del comercio online.
«Ninguna de las razones anteriores es una política pública integral, es decir, el catalizador del comercio electrónico en México no ha sido propiamente una política pública deliberada, aunque algunos rubros están vinculados a programas o acciones de gobierno».
Para el directivo, las cifras oficiales relacionadas con el incremento de internautas, responden más a un cambio de metodología, que a efectos de la reforma; y aunque los precios de los servicios de las telecomunicaciones bajaron 43 por ciento y han aumentado los puntos públicos de conexión a WiFi, estos son poco propicios para realizar transacciones bancarias o de comercio en línea pues pueden ser hackeados los datos del consumidor.
Detalló que tanto en el Programa para el Desarrollo de la industria del software y la innovación (PROSOFT), como en la misma reforma constitucional del sector, -uno a elevar la oferta y el otro a mejorar la demanda-, en ambos casos de política pública, se han advertido resultados positivos, aunque aún insuficientes.
«De aquí que me atreva a afirmar que las políticas públicas antes mencionadas en este documento no han sido ni eficientes ni eficaces para atender las necesidades de un mercado cada vez más sofisticado y en constante evolución tanto de crecimiento como en complejidad».
El directivo destacó que en el mercado doméstico las principales fallas que advierte en el comercio electrónico son la falta de confianza del consumidor, la cual aunque ha disminuido, aún prevalece.
«Esta barrera es comúnmente atizada por la propia desinformación gubernamental como los reportes trimestrales de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF). Una histórica fricción entre comercios y bancos en materia de contra cargos, lo que entre otras cosas, ha traído como consecuencia una imperfección en la cadena, al realizarse un paso innecesario fuera de línea, ya que los consumidores prefieren realizar pagos de forma presencial en tiendas de conveniencia o farmacias».
De igual forma están los desproporcionados precios en los servicios de paquetería y mensajería; falta de normatividad que fomente y no restrinja el comercio online; falta de capital humano especializado; y falta de apoyo a micro, pequeñas y medianas empresas.
Bajo este escenario, considero de vital importancia propiciar una auténtica coordinación entre los distintos actores del sector público para poder articular una política integral de comercio electrónico en México, «realizable y compatible con los modelos internacionales más exitosos del orbe».
De igual forma es necesario que la Secretaría de Economía (SE), defina una estrategia de sector y hacerla efectiva entre las distintas unidades administrativas que dirige a su interior; impulsar el crecimiento de la Mipymes asociadas al comercio electrónico para lograr la equidad con las grandes plataformas que florecen en México.
Por su parte la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en coordinación con la SE, debe plantear soluciones a la desconfianza en el sistema bancario y el creciente uso de efectivo en el comercio electrónico; modernizar la operación de Correos de México para poder competir con las grandes empresas de paquetería y mensajería y transformarse en una opción real que pueda abaratar costos y en la Secretaría de Educación Pública (SEP) para promover las carreras técnicas y profesionales que requiere el comercio electrónico.
C$T-EVP