Imprescindible para avanzar en conectividad.
En términos de comunicaciones M2M por cada 100 habitantes, México se encuentra en último lugar entre los 28 países analizados en cifras recientes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), donde las métricas reflejan una amplia brecha con respecto al promedio, es decir, una diferencia de 11.6 conexiones por cada 100 habitantes.
Mientras que Suecia posee la mayor penetración de tarjetas M2M (77.3 por cada 100 habitantes), la penetración en México se ubica en 1.6 que resulta semejante a la de países como Eslovenia, Chile, Grecia y Austria, por debajo de las tres conexiones.
Particularmente, el impulso a la inversión en Investigación y Desarrollo (R&D por sus siglas en inglés) es vital para el florecimiento del Internet de los Cosas (IoT). En 2015, el gasto en este rubro, como porcentaje del Producto Interno Bruto de México fue 0.55 por ciento, lo que contrasta con el gasto ejercido por Suecia o Corea de 3.26 por ciento y 4.23 por ciento, respectivamente.
Ante ese diferencial, señala la OCDE, México requiere estrategias efectivas para generar un ecosistema de desarrollo e innovación para el aprovechamiento de las ventajas económicas y sociales que el IoT ofrece. Es decir, el Estado debe jugar un papel clave en el aprovechamiento y desarrollo del uso a gran escala de tecnologías M2M.
En su reciente análisis The Social Intelligence Unit (SIU), menciona que actualmente se atraviesa por una fase transición que debe servir para anticipar soluciones frente a desafíos provenientes del uso de tecnologías de IoT y M2M, como posibles problemas en propiedad intelectual, datos y patentes, requerimientos de capacidad para redes móviles, riesgo de saturación o pérdida de información y fortalecimiento de la seguridad cibernética en instituciones públicas, entre otros.
En otras palabras, la ausencia de un ambiente regulatorio y de inversión óptimo pueden derivar en una limitante a la inserción del país en el nuevo contexto tecnológico, anticipan los especialistas de SIU.
Exponen que si bien el panorama en México ya refleja una tendencia hacia el aprovechamiento del IoT, con ofertas orientadas a atender los requerimientos M2M de las empresas, es necesario realizar un estudio constante del estado de la industria y los hogares, así como proponer esquemas de inversión pública en desarrollo y educación, para evitar un mayor rezago.
Además de las incontables aplicaciones en el aspecto individual (Smarthomes), la interconectividad juega un papel fundamental para el desarrollo de procesos de producción más eficientes. Actualmente existe una tendencia en el uso de nuevas tecnologías para la automatización de procesos productivos.
En este contexto de mecanización “inteligente”, el desarrollo de una industria tecnológica es imperativo para la exitosa inserción de nuestro país en la nueva dinámica de la economía mundial. El llamado Internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) ha impulsado una nueva visión sobre las posibilidades de la conectividad, ya sea entre individuos o máquinas.
Un esfuerzo de medición citado por la OCDE es el de Shodan de donde se obtiene la penetración de dispositivos IoT conectados por cada 100 habitantes. En 2015, esta medición ubicó a México en la posición 18 de los 24 países considerados, con 6.8 dispositivos IoT por cada 100 habitantes. No obstante, la naturaleza de IoT es mucho más diversa, ya que la existencia de dispositivos con una conexión a Internet no necesariamente implica su uso con fines de IoT.
Tradicionalmente, ese concepto se ha asociado con la conectividad entre dispositivos a través de la tecnología de identificación por radiofrecuencias (RIDF). Sin embargo, en un sentido más amplio, el IoT resulta ser simplemente la “comunicación” digital entre dos o más objetos dentro de una red sin la intervención humana.
C$T-EVP