Ansiedad, depresión y problemas para dormir, algunos de los síntomas
Seamos realistas, en internet no sólo tenemos acceso a información y conocimiento. Como el gran escaparate que es, hay de todo y para todos, incluidos millones de contenidos pornográficos que en el caso de niños y adolescentes pueden ser la causa de una peligrosa afinidad que si no se controla a tiempo se convertirá en adicción.
De acuerdo con Mariel Cuervo, vocera de la iniciativa “Para un Internet Seguro”, gran parte de los adictos a la pornografía comienzan a edad temprana, y sin darle importancia se exponen a imágenes que distorsionan su percepción sobre la sexualidad, su propio género y el opuesto.
“Uno de los factores más peligrosos de esta práctica, es que la adicción a la pornografía es un actor silencioso que puede tener lugar en cualquier dispositivo móvil. Quien está involucrado en este tipo de práctica difícilmente lo compartirá con alguien más”.
Sin embargo, señala existen señales que pueden indicar adicción a contenidos inadecuados, como lenguaje inapropiado para la edad, ansiedad y depresión, problemas para dormir y actitudes negativas sobre la sexualidad.
Como toda adicción, el hábito excesivo de consumir este tipo de contenidos tiene una evolución gradual que inicia con la exposición, “en la mayoría de los casos es accidental o involuntaria. Ésta puede ser en Internet o fuera de él, por ejemplo, revistas que comparten los compañeros del colegio.
Después de ese primer acercamiento, se genera la curiosidad de querer saber y ver más; es en este punto en el que la adicción comienza a desarrollarse, pues se empieza a buscar activamente la pornografía, convirtiéndose en una «droga».
Pasado un tiempo de exposición, el adicto comienza a buscar imágenes o videos que le causen mayor placer, buscando géneros pornográficos que al principio puedan parecer desagradables e inaceptables, pero con el tiempo se vuelven disfrutables y normales.
En la fase denominada “Desensibilización”, las imágenes y videos que le producían placer dejan de hacerlo, produciéndose un efecto muy nocivo: La necesidad del adicto a su dosis de pornografía para poder sentirse bien.
Después de esta etapa, es posible que se llegue a la “acción”, el punto cúspide en el que pueden decidir trasladar al plano real aquello que han experimentado virtualmente, y dependiendo del tipo de material que consumían, pueden llegar a delinquir o transgredir a otra persona.
“La cercanía de nuestra vida diaria con Internet y los dispositivos móviles nos ha permitido acceder a una gran variedad de información y conocimientos. Con el aumento de cibernautas y la cantidad de material que estos suben e intercambian en la red, puede ser complicado estar al tanto de los sitios a los que los niños y adolescentes entran”.
Cuervo advierte que la adicción a la pornografía es como cualquier otra y cuando se pone al adicto en abstinencia, éste siente una necesidad intensa de recaer, y tratándose de algo que está a una búsqueda de distancia, es muy difícil resistirse.
“La herramienta más fuerte que puedes tener para evitar una adicción a la pornografía, es la comunicación, escucha qué opinan tus hijos sobre la pornografía en Internet, comparte tu opinión con ellos y crea lazos fuertes y sanos de confianza, no solo sobre este tema, sino también sobre la sexualidad, para que sepan cómo actuar, respetarse a sí mismos y a su entorno”.
C$C-GM