Se registra una reconcentración de mercado a favor del preponderante.
El proceso de revisión de la eficacia de las medidas de preponderancia en el sector telecomunicaciones debe tener total prioridad, así como evitar demoras en su aplicación, fortalecimiento y mejora, para abandonar el escenario de “perpetuidad” de la regulación asimétrica que se advierte en la actualidad.
“La implementación de mecanismos aceleradores de la competencia no debe ser un proceso perenne. Los casos de Reino Unido y EU lo manifiestan. Estos mercados pasaron de una fase de regulación asimétrica a una de supervisión de la dinámica competitiva, en un plazo de entre 10 y 12 años”, señala el analista Ernesto Piedras.
El director general de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU) señala que a seis años de la implementación de mecanismos de regulación asimétrica en el sector de telecomunicaciones, la guía de ruta hacia la competencia muestra que México no se encuentra ni a la mitad del camino, respecto a lo alcanzado en los principales referentes internacionales.
Refiere que la política compensatoria busca corregir las fallas en estos mercados de elevadas economías de escala que, históricamente, han resultado en elevados grados de concentración de mercado. Son mecanismos niveladores del terreno competitivo entre los diferentes jugadores.
Estos han sido aplicables al operador principal/dominante/incumbente para impedir el ejercicio de conductas anticompetitivas y reducir las barreras a la entrada y desarrollo de sus competidores. Todo, con el objetivo de alinear incentivos para ofrecer servicios a menores precios, mayor calidad, mayor disponibilidad y cobertura para los consumidores.
“Hace más de tres décadas atrás, tras la creación de Oftel en 1984 (Office of Telecommunications, hoy Office of Communications – Ofcom), órgano regulador británico, y la privatización del operador estatal British Telecomm (BT), se comenzó una fase de implementación de regulación asimétrica que tendría como resultado la liberalización del mercado y la introducción de alternativas competitivas en el mercado”.
Ernesto Piedras refiere que BT estaba sujeto a medidas como la obligación a realización de acuerdos de interconexión, a la provisión de servicios de desagregación del bucle local a su competidor directo (Mercury), al control de precios mayoristas y minoritas, así como para prevenir su expansión a negocios adyacentes como a la provisión de televisión y servicios on-demand, entre otros.
“Con el éxito de su ejercicio regulatorio, una década después, la función de Ofcom evolucionó de regular férreamente a BT, a supervisar la operación competitiva del mercado. Todo en tan sólo 10 años”.
Otro caso en similar cronología histórica fue la desintegración del Sistema Bell (1984) y posterior ejecución de medidas de regulación asimétrica. A través de este proceso se daba fin al control de AT&T de varias compañías a lo largo del territorio estadounidense y canadiense, para pasar a un esquema de empresas independientes entre sí, como un formato de competencia efectiva.
Con disolución del monopolio privado, la creación de las ‘Baby Bells’ y la regulación de tarifas en un plazo de aproximadamente 12 años, se dio paso firme a un nuevo marco regulatorio y una ya longeva fase de competencia.
“En nuestro país, a casi seis años, la regulación asimétrica no ha alcanzado avances suficientes. La duda oscila entre la aplicación cabal de las medidas dispuestas y la necesidad de fortalecerlas”.
Para el especialista, la evidencia cuantitativa resulta en una franca ineficacia, donde la estructura competitiva muestra incluso en los dos años y medio pasados una marcada reconcentración de mercado a favor del preponderante América Móvil, que en el segmento móvil alcanza 72 por ciento de los ingresos.
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