“Necesario modificar enfoque en la regulación del sector”.
La plataforma de pagos denominada CoDi (Código Digital) “ya es una realidad operativa” que con la supervisión del Banco de México (Banxico) es probada con cuentas y recursos financieros reales por varias instituciones financieras, con el objetivo de ultimar detalles para ponerla en marcha el 30 de septiembre de este año.
“Se están realizando rigurosas pruebas piloto en tres ciudades de la República (Tulancingo, La Paz y Progreso) junto con una campaña de comunicación presencial en dichas ciudades, previo a su lanzamiento a nivel nacional a fines de septiembre de este año”, precisó el gobernador del banco central mexicano, Alejandro Díaz de León.
En el contexto del seminario “Sistemas de Pago y Nuevas Tecnologías”, el responsable de la política monetaria del país, reconoció que el reto estriba en poner en marcha una nueva plataforma tecnológica, disponible para “todos los mexicanos” que favorezca una mayor inclusión financiera, así como más y mejores oportunidades de desarrollo para la población.
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Díaz de León reconoció que los avances tecnológicos recientes, el uso intensivo del internet, de smartphones y otros dispositivos móviles, han revolucionado la forma en que las personas realizan sus transacciones financieras, las cuales en la actualidad pueden concretar en forma remota e instantánea.
Por su parte, las instituciones financieras al contar con arquitecturas abiertas y acceso a la información, pueden procesar una gran cantidad de datos relacionados con el comportamiento financiero de sus clientes y desarrollar soluciones tecnológicas novedosas y adecuadas a los requerimientos de distintos tipos de usuarios, lo cual también obliga a los bancos centrales a revisar diversos aspectos que norman hoy la operación del sector.
“El Banco Central debe promover que los usuarios alcancen los mayores beneficios, de manera sostenible, con servicios financieros de calidad, en términos y condiciones adecuadas y con amplia cobertura. Para ello, es indispensable mantener la estabilidad y fortaleza del sistema financiero y propiciar un marco regulatorio que promueva la adopción de nuevas tecnologías, la competencia económica, que proteja y empodere a los usuarios”.
Habló de la necesidad de modificar el enfoque de una regulación para instituciones, hacia la adopción de un esquema modular que norme actividades acorde a los riesgos que éstas representan, es decir, “mismo riesgo misma regulación”, además de ser tecnológicamente neutral y diseñada para ofrecer “piso parejo” para todos los participantes que provean los mismos servicios.
Necesario también, promover sistemas de pagos que sean el espacio propicio para la interacción de distintos participantes; que garanticen interoperabilidad de los servicios; reducción de costos; inmediatez en las transacciones con altos estándares de seguridad, con mecanismos de contingencia que den continuidad operativa las 24 horas los 7 días de la semana.
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