Sector formal desemplea al 12% de jóvenes.
La brecha de acceso al empleo entre jóvenes se ha agravado por la crisis sanitaria, lo que sumado a afectaciones en educación y salud mental podrían generar consecuencias graves de corto y largo plazo, de ahí la urgencia de ejercer políticas públicas que reviertan el daño en este segmento de la población.
La pandemia ha implicado la pérdida de más de 17 millones de empleos en América Latina y el Caribe, y dentro de este grupo, los jóvenes están entre los más afectados. En Lima, Perú, 70 por ciento de los jóvenes perdieron su empleo; en Colombia la tasa de desempleo juvenil pasó de 16 a casi 30 por ciento; y en México, más del 12 por ciento de los jóvenes empleados en el sector formal perdieron su trabajo”, detalló María Fernanda Gómez, consultora de la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre otras consecuencias a corto plazo, explicó, un inadecuado acceso de los jóvenes al mercado laboral reduce el ingreso y el acceso a servicios básicos, desmejora el bienestar emocional y puede aumentar conductas de riesgo como el consumo de drogas y alcohol.
“Al inicio de la pandemia, 2 de cada 5 jóvenes a nivel global presentaron una reducción de su ingreso y más del 20 por ciento vieron impactado su acceso a una vivienda”.
Sin embargo, para la especialista del BID esta problemática puede generar consecuencias muy graves a largo plazo, “incluso más allá de la crisis actual, lo que se conoce como efecto cicatriz”, y de acuerdo con estudios, las condiciones al inicio de la vida profesional podrían tener efectos persistentes en toda la trayectoria en términos de acceso, calidad, e ingresos.
“Periodos de desempleo juvenil pueden generar reducciones de más de 20 por ciento en el ingreso, especialmente para los trabajadores poco calificados. Más aún, este efecto podría persistir hasta por 15 años para aquellas personas que se gradúan e inician su vida laboral durante una recesión”.
Los efectos también se extienden al ámbito de la salud emocional y física, al incrementar la probabilidad de presentar síntomas de ansiedad y depresión hasta 14 años más tarde, y de incurrir en comportamientos de riesgo como fumar.
Contra este panorama, la propuesta de la especialista es fomentar trayectorias laborales exitosas por medio de acciones como incentivos a la contratación de jóvenes, formación de habilidades acorde con las nuevas realidades del mercado laboral y apoyo en la búsqueda de empleo.
“El momento de actuar es ahora; de lo contrario, una generación completa que tiene en sus manos el futuro de la región se verá fuertemente afectada por décadas”, insistió.
C$T-GM