8 mil 500 registros de datos personales robados en 2019.
En una etapa de digitalización acelerada por la emergencia sanitaria, estar expuestos a ciberataques es una probabilidad de la que sólo quienes están preparados pueden salir bien librados. Expertos aseguran que en el camino de la transformación digital es indispensable pensar en la ciberseguridad como parte importante de la seguridad física y patrimonial, pero también verla desde un nuevo enfoque, como un sistema inmune.
“Es propicio entender al proceso de la ciberseguridad como un sistema inmune similar al biológico, que está compuesto de una serie de elementos con funciones muy diferentes que evitan que se contraiga una infección o enfermedad”, expuso Rodrigo Mariano Díaz, consultor de la Cepal.
El especialista consideró alarmante la cifra revelada por IBM, respecto a que se contabilizan 8 mil 500 millones de registros de datos personales robados durante 2019, los cuales fueron comercializados o intercambiados en las redes de ciberdelincuencia, para ser monetizados de manera instantánea o utilizados como información para construir ataques de ingeniería social.
Al abordar el tema “La ciberseguridad en tiempos del COVID-19 y el tránsito hacia una ciber-inmunidad”, el especialista explicó que de la misma manera que ocurre en los organismos vivos, el sistema inmune de una organización nunca es perfecto, y los virus y otros microbios patógenos encuentran modos de engañarlo o incluso de atacarlo.
Sin embargo, agregó en el texto del boletín FAL de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “los sistemas inmunes comparten un rasgo muy importante: aprenden y se adaptan. Pueden ser “educados” a través de la vacunación contra amenazas potenciales”.
Este año, en el que continuarán el comercio electrónico, las actividades a distancia, el teletrabajo, la educación remota y la telemedicina, se prevé el aumento de ataques a través de malware y sus diversas variantes como ransomware o spyware; de ingeniería social, a través phishing, y otras modalidades para vulnerar las debilidades derivadas del uso de la tecnología.
Por ello, consideró conveniente comenzar a desarrollar planes estratégicos para que, de forma similar a la que los seres vivos se defienden de ataques a su organismo, los ecosistemas informáticos cuenten con un sistema de ciber-inmunidad.
Si bien las cifras de las pérdidas debido al cibercrimen ascienden a 3 mil 500 millones de dólares anuales en 2019, advirtió que esos número contemplan los eventos denunciados, y “se sabe que muchos de los incidentes ocurridos no son reportados para no dañar la reputación de la compañía y son tratados de manera privada”.
Incluso consideró que suele pensarse que los ataques de ciberseguridad ocurren en menor grado en América Latina y el Caribe, dada la escala de las organizaciones y porque existe un menor grado de utilización de nuevas tecnologías en comparación con otras regiones del mundo.
“Sin embargo, un estudio reciente de CheckPoint de julio de 2020, muestra que la región presenta las mismas probabilidades de ser atacada que otras regiones del mundo, destacándose incluso que algunos países como Colombia, Bolivia, Ecuador, México, Nicaragua, Perú y Venezuela se encuentran por encima de la media”.
Con este nuevo enfoque llamado ciber-inmunidad, la comunidad logística de América Latina y el Caribe puede protegerse individualmente manteniendo la continuidad operativa y la protección de los datos, en el entorno de la logística 4.0. Ello, sin descuidar ni demorar el desarrollo de organismos y mecanismos regulatorios, que formalicen y fortalezcan la confianza entre los integrantes del sistema de extremo a extremo.
“Pensar en ciber-inmunidad, permitirá en caso de ser abatidos por una amenaza, recuperar rápidamente las funciones operativas esenciales de la institución, permitiendo achicar de esta manera, el triángulo de pérdidas de la curva de resiliencia, y recuperar rápidamente las funciones habituales, superando eventualmente los resultados previos al incidente”.
C$T-GM