Van en caída perspectivas financieras del sector: CEEY
Equidad en los recursos de los subsistemas, un registro nacional de derechohabientes digitalizado y establecer un paquete básico de seguridad social de carácter universal, ayudaría a resolver en parte los problemas de un sector salud fragmentado y que carece de coordinación, aseveró Rodolfo de la Torre, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
“Las perspectivas financieras del sector salud son de una caída y mayor desigualdad en su gasto, con subejercicios derivados de la falta de coordinación. Es un panorama nada atractivo, nada que pudiera entusiasmar, pero esto es lo que tenemos que enfrentar”, expuso.
Al hacer un análisis del panorama y perspectivas del Sistema Nacional de Salud, refirió que la reducción constante del gasto en este sector es un problema que se ha presentado desde prácticamente hace una década, y en el que se ha perdido casi medio punto del Producto Interno Bruto (PIB).
Como ejemplo, comentó que mientras que en 2010 el gasto por beneficiario en el Seguro Social era de alrededor de cinco mil 600 pesos, en este año esa cifra es de cuatro mil 600 pesos.
El Seguro Popular, ahora Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) es el que más coberturas tiene en términos de población; sin embargo, el gasto pasó de tres mil 472 pesos por beneficiario a tres mil 258 en la actualidad. La tendencia es un deterioro del gasto público.
“Y esto se traduce en vulnerabilidades en el sistema de salud, en la presente circunstancia en la pandemia, si nosotros vamos a examinar el personal médico por cada mil habitantes, las camas de hospital, las Unidades de Cuidados Intensivos, el gasto per cápita en salud, vamos a encontrar que en la mayor parte de nuestro país, lo que aparece como vulnerabilidad media tiene una fortaleza bastante cuestionable”.
De la Torre García consideró además que uno de los retos que persiste es asegurar el acceso a los servicios de salud para toda la población, pero debería hacerse unificando esfuerzos, con una rectoría común.
Por ejemplo, planteó, en lugar de tener distintos esfuerzos de cada subsistema para la obtención de sus propios recursos, hubiera economías a escala que permitieran aprovechar el mismo esfuerzo para financiar todo el sistema.
Otro desafío, también persistente, dijo, es el tema de equidad, que tiene que ver con diferencias en los gastos en los recursos que reciben los distintos subsistemas, que además se reflejan geográficamente.
Asimismo, el registro nacional de usuarios tendría que ser digital, para que sea fácilmente transferible entre todas las unidades médicas del sistema de salud público; “pero también debería de haber intercambios, cuando se requiriera, entre el sistema privado y el público”.
Para el economista, parte de los problemas podrían resolverse mediante la profundización de la tecnología, mediante la digitalización de la salud, pero una buena parte depende de otros factores.
Aunado a esos problemas, el especialista alertó que no se está ejerciendo el gasto de una forma eficiente. “Del 100 por ciento del gasto para este año, al mes de junio se había ejercido 37 por ciento. Es decir, aún con una emergencia sanitaria, a la mitad del año ni siquiera se va alcanzado la mitad del gasto público”.
En México existe un fuerte subejercicio en el fortalecimiento de los sistemas estatales de salud y también en la atención a padecimientos como obesidad, diabetes o hipertensión. Esto, enfatizó, es sumamente preocupante.
Por ello, a su juicio, México ha perdido la oportunidad que representaba la reforma para crear el Insabi para unificar por lo menos una parte del sistema. “Y esto tiene que ver con que no se planteó como un paso hacia la universalización e integración del sistema debido a la falta de recursos”.
“La universalización e integración del sistema de salud requiere, a su vez, replantearlo más allá que se ha hecho hasta el momento, como parte de una reforma a la seguridad social y a la fiscalidad. No hay recursos en estos momentos y no los había en el pasado para sostener el cambio que se pretendía”.
C$T-GM