Necesario diseñar políticas públicas y elevar conectividad.
En el ámbito de la salud, la historia clínica es una pieza fundamental en la atención y diagnóstico de los pacientes; la evolución de este registro a formatos electrónicos implica aprovechar las tecnologías móviles para impulsar la salud digital.
Si bien diversos países de América Latina ya integran Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para mejorar el sector sanitario, es claro que se requiere ampliar los esfuerzos para impulsar pilares de la digitalización, como la Historia Clínica Electrónica (HCE).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término como un registro en formato electrónico que sustituye fichas y registros en papel que comprenden información general, tipo de resultados de pruebas y tratamientos farmacológicos, entre otros, refiere 5G Americas en el reporte HCE en América Latina.
“La evolución hacia la HCE permite mejorar las condiciones de los distintos centros de salud, proporcionando a los profesionales de forma rápida una historial acabado de sus pacientes. En otras palabras, Internet posibilita que cada médico tenga la información histórica de su paciente al momento de atenderlo, reduciendo de esa manera el margen de error al diagnosticar”.
La información que se concentra en la HCE se nutre de diferentes fuentes que interactúan entre sí. Los distintos datos proporcionados por el paciente, en pasadas intervenciones y consultas, conforman el núcleo, pero también se completan con informaciones provenientes de otros sectores como registro en las notas de evolución, interconsultas, prescripciones de fármacos y exámenes complementarios, entre otros.
5G Americas destaca que los beneficios de la HCE exceden más que la simple sustitución de los registros en papel: pues además permite organizar mejor la información, proteger mejor la información y establecer un formato más ágil y accesible al personal médico para facilitar las interconsultas y procesos de decisión.
Sin embargo, la HCE requiere sistemas informáticos y de comunicaciones complejos, pues varias capas del sector salud pueden nutrir o consultar los registros. Es decir, la arquitectura del HCE debe permitir que varias unidades, desde laboratorios hasta hospitales, puedan operarlo con seguridad y protegiendo la privacidad de los pacientes.
«En este sentido, desarrollar la HCE requiere políticas públicas particulares del segmento de salud, pero también de digitalización en general. La habilitación de sistemas robustos y protocolos de seguridad se relacionan al elemento informático de la HCE, pero la conectividad es imprescindible para su desarrollo».
Por ello, es importante promover prácticas que permitan adopción y despliegue de servicios, como agilizar los permisos para instalar infraestructura, reducir tasas impositivas a dispositivos TIC, conectar centros de salud y aprovechar las tecnologías móviles para impulsar la salud digital.
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