Necesario desarrollar más capacidades laborales.
Para alcanzar el máximo potencial de la Industria 5.0, que marcará el fin de la automatización tradicional y dará paso a sofisticados robots colaborativos que se harán cargo de tareas repetitivas y físicamente exigentes para los empleados, será necesario colocar a los seres humanos en el centro de la producción industrial pues son ellos quienes pueden aportar enfoques innovadores, la resolución de problemas y la capacidad crítica.
De acuerdo con un estudio de McKinsey & Company, para el año 2030 los robots y la digitalización podrían terminar en diferentes países con 470 mil empleos, mientras que potencialmente crearán 495 mil empleos; en este contexto nace una paradoja: para llegar a la próxima revolución industrial, se necesitan seres humanos.
«Estadísticas como estas se presentan en todos los países industrializados del mundo. Pero la creación potencial de empleos solo puede convertirse en una realidad si más países ofrecen los recursos necesarios para enseñar codificación y robótica en las escuelas y proporcionan más opciones para la educación vocacional», refirió Esben Østergaard, CTO y cofundador de Universal Robots.
En opinión del directivo, para asegurarse de que los empleados puedan colaborar con robots en entornos de producción y no ser sustituidos por robots, se requerirán muchas competencias nuevas, pero las oportunidades valen la pena la inversión.
«Al volver a colocar a los seres humanos en el centro de la producción industrial, con la ayuda de una nueva generación de herramientas como los robots colaborativos, la industria 5.0 no solo brindará a los consumidores los productos que desean, sino que también crearán empleos para los trabajadores que sean más significativos que en los trabajos repetitivos de fábrica tradicionales».
A nivel mundial, las compañías de robótica necesitarán cada vez más talentosos ingenieros en robótica, desarrolladores de software y científicos, así como electricistas y técnicos de la industria para impulsar el crecimiento continuo y la innovación; los países industrializados deben desarrollar estrategias que aseguren competencias para el futuro mercado laboral.
«La primera revolución industrial dio paso a las máquinas de vapor, la segunda fue impulsada por la electricidad y la tercera por la automatización robótica industrial, comenzando en la industria automotriz. Actualmente, en lo que comúnmente se denomina Industria 4.0, los entornos de producción automatizados se vuelven cada vez más impulsados por datos, utilizando Internet de las cosas (IoT) para conectar máquinas entre sí y con la nube», refirió Østergaard.
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