Evitar sobrerregulación, premisa clave.
La propuesta que pretende regular redes sociales es un tema que no debe aprobarse sin la participación de un grupo interdisciplinario que aporte inteligencia colectiva al diálogo y reflexione sobre los marcos jurídicos existentes y las dificultades para que estos se adapten al cambiante ecosistema digital.
“Nos falta definir una agenda y no la podemos definir porque apenas estamos empezando a entender estos fenómenos. Hay que ir abordando paso por paso lo que necesitamos para tomar decisiones sólidas y reducir el margen de error. Esta reflexión nos debe llevar a identificar los temas fundamentales sin los cuales no vamos a poder proponer soluciones adecuadas. Por ejemplo, hay que entender los modelos de negocio de las redes”, planteó María Elena Estavillo.
La fundadora del Centro-i y ex comisionada del IFT aplaudió que el análisis de la regulación digital, que se discute en diferentes naciones, genere ahora un diálogo en México, el cual requiere de una reflexión propia, con el tiempo y la amplitud necesaria, antes de aprobar cualquier norma, porque se trata de temas complejos en los que la inteligencia colectiva tiene un papel importante.
“Estos no son fenómenos aislados, tenemos que entender que estamos hablando de sistemas complejos, que son ecosistemas. Y por eso es tan difícil entender cómo funcionan en su integralidad”, expuso la especialista en la conferencia “Análisis sobre la propuesta de ley para regular las redes sociales”, organizada de manera virtual por el Foro de Constitucionalistas de México.
En este punto, refirió que el análisis del alcance de los marcos jurídicos y del diseño institucional, es uno de los principales temas en los que otros países están reflexionando de manera muy profunda, y en México también se debe reflexionar y preguntar si existen las leyes suficientes, si el país tiene las instituciones adecuadas y ¿qué se quiere proteger?
Si la preocupación surge de que estas empresas que están en los ecosistemas digitales puedan tener un poder de mercado y puedan abusar de él, en el país se tiene un marco jurídico para atender problemas en la materia, como el de prácticas monopólicas o de concentración.
Sin embargo, “nos hemos dado cuenta que estos marcos suelen tener procesos muy largos que no se adaptan bien a la dinámica tan cambiante de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), por lo que ahí debe haber una reflexión muy profunda”.
Estavillo Flores abundó que aunque se tenga la intención de poner orden para que no haya información falsa o polarizante, este propósito se estará enfrentando a un escenario en el que existen incentivos económicos, con sesgos humanos, pues algunas empresas basan su modelo de negocio en el tráfico, en los datos que se van generando de esta manera y en la reproducción de mensajes de este tipo para obtener ingresos.
Con una visión similar se pronunció Jorge Fernando Negrete, presidente de Digital Policy & Law Group, para quien la regulación y la normatividad en el mundo de la tecnología y la comunicación tienen que ver y van de la mano con la evolución tecnológica, y que en el caso de la tecnología 4G “transformó el paradigma de la tecnología, la comunicación y los marcos jurídicos”.
Entonces, mientras Europa se concentra en la creación de un corpus jurídico muy robusto, creando las bases de la privacidad, la protección de datos personales y del consumidor, 4G nació con “una libertad irresponsable” en Estados Unidos, que derivó en la formación hace 10 años, de los “grandes dinosaurios digitales” empresas de telecomunicaciones que hoy en día valen por arriba de 900 mil millones de dólares y que han transformado las redes en mercados.
“Esto vuelve global el mercado, esto vuelve global la regulación y esto saca de la jurisdicción local la actuación de los órganos jurisdiccionales. Ahí es donde comienzan los problemas, donde se inserta el tema del senador (Ricardo) Monreal, qué regular y cómo regular”.
Jorge Fernando Negrete reconoció que no existe un modelo de regulación, pero sí es oportuno analizar ¿qué internet se quiere tener y qué se busca regular?, y tomar en cuenta las regulaciones en otros países para cuidarnos de una sobrerregulación, de proteger debidamente los datos personales, los derechos fundamentales y el derecho de la competencia.
Subrayó sin embargo, que el ejercicio de la libertad de expresión no debe condicionarse al registro público ante una autoridad, y si bien es uno de los pilares de la sociedad democrática no es un derecho absoluto y no se puede regular la libertad de expresión en el mundo digital sin afectar todos los derechos humanos.
C$T-GM