Fabricantes deberán construir su futura mano de obra.
Hacia el año 2030, la movilidad compartida y la automatización serán impulsoras de una revolución en la fuerza laboral en la industria automotriz, pues a medida que los robots asuman una mayor parte del trabajo, tanto en las líneas de ensamblaje como en la función de investigación y desarrollo (I+D) se requerirá un mayor número de trabajadores con habilidades modernas e ingenieros expertos en datos y software.
El reporte Transforming vehicle production: How shared mobility and automation will revolutionize the auto industry by 2030, realizado por la consultora Strategy& de PwC anticipa que la producción de automóviles se dividirá entre el mercado masivo de vehículos que se alquilan por viaje, una tendencia denominada «movilidad compartida» y los autos personalizados para las personas que aún desean conducir o ser llevadas en su propio vehículo.
«PwC Strategy& estima que esto requerirá que los fabricantes de equipos originales (OEMs), desarrollen rápidamente dos tipos de fábricas. Las primeras se centrarán en los vehículos estandarizados y conectados a la red “plug and play” (PnP), destinados a conductores jóvenes y/o urbanos. El resto se concentrarán en los denominados «flex champion”, autos personalizados para una gama de consumidores pertenecientes al mercado de lujo».
Este cambio, señala el estudio, alterará de forma radical la fuerza de trabajo actual a medida que los robots asuman una mayor parte de la producción, tanto en las líneas de ensamblaje como en la función de investigación y desarrollo (I+D).
Así, estima que entre 40 y 60 por ciento de los trabajadores actuales con habilidades modernas serán necesarios en el taller, mientras que el número de ingenieros expertos en data y de software requeridos en planta, podría aumentar hasta un 90 por ciento.
Al respecto, Heiko Weber, socio de PwC Strategy& Alemania señaló que la industria automotriz no ha alterado significativamente su modelo desde que las líneas de montaje de Ford se introdujeron hace más de un siglo; sin embargo, es de esperar que muchos de estos cambios marquen el ritmo en 2021.
“Los fabricantes de OEM deben comenzar a construir la fuerza de trabajo que necesitarán durante la próxima década, tanto contratando a personas con nuevas habilidades requeridas, como reteniendo y capacitando a sus empleados actuales».
Para 2030, la cantidad de ingenieros de datos se duplicará para los modelos «flex champion» y aumentarán 80 por ciento en los vehículos “plug-and-play”; asimismo crecerá 90 y 75 por ciento la demanda de ingenieros de software, respectivamente.
El ritmo de esta transformación acelerará también la dinámica de otras áreas, pues se reducirá a dos años el tiempo de desarrollo de nuevos productos (I+D) y su implementación en la producción, en comparación con los 3 y 5 años actuales.
«También habrá una creciente competencia entre los OEM de empresas de tecnología, quienes podrán brindar soluciones de movilidad directamente a los consumidores. Al mismo tiempo, existirá una presión progresiva sobre los fabricantes para crear procesos de producción mucho más eficientes, adaptándose a una gama, cada vez más diversa, de vehículos y diseños».
En opinión de Weber, la industria automotriz está al borde de una revolución en la que la gestión de datos y la capacidad de adaptación serán esenciales para la supervivencia, y en esa línea los fabricantes de equipos originales deben actuar y tomar las decisiones correctas para sus modelos de producción y mano de obra futura.
C$T-GM