El mundo enfrenta el impacto de la revolución digital.
La educación en Latinoamérica requerirá de una acción integral para la formación de niños y jóvenes que viven una etapa crítica por la pandemia, con competencias que han sido trabajadas en el entorno escolar, pero además se requiere incorporar de cierta forma a la tecnología, el aprendizaje informal y voltear de manera preventiva hacia el tema de la salud física y mental de los infantes.
“La educación es la principal herramienta preventiva y protectora. Es decir, hay numerosos estudios que demuestran que el 75 por ciento de las personas que tienen un problema emocional en la etapa adulta ya han manifestado su primera sintomatología emocional, sus primeras señales, antes de los 18 años. Y el 50 por ciento antes de los 15 años”, afirmó Ruth Castillo Gualda, directora del Master de Dirección, Innovación y Liderazgo de Centros Educativos de la Universidad Camilo José Cela.
La responsable del Método RULER en población hispanohablante (España) recalcó que la propia competencia emocional también es una manera de educar y una manera de sentar las bases para un desarrollo óptimo y saludable de los estudiantes, para promover mejores profesionales y generar una sociedad con mayor competencia para trabajar, para relacionarse con los demás o resolver un conflicto.
En el seminario virtual “Futuros de la Educación. Seminario 4: la educación, el aprendizaje a lo largo de la vida”, organizado por la UNESCO y Fundación Santillana, Daniela Trucco recalcó que en el contexto de la pandemia han observado que el medio de acción y participación es crecientemente digital, y es probable que en esto no haya vuelta atrás. Pero tanto jóvenes como adultos deben tener oportunidades para adquirir nuevas habilidades y complementar las que ya tienen.
Por ello, la Oficial de Asuntos Sociales, División de Desarrollo Social, Cepal, ha subrayado que el acompañante de los niños en el proceso de educación-aprendizaje sea una guía, pero también requieren que se les dote de habilidades digitales.
“Durante la pandemia ha quedado en evidencia que los adultos que acompañan requieren de herramientas para hacerlo, madres, padres y docentes. El rol de la educación y de la escuela importa más allá de los temas de academia”.
La especialista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expuso que parte de la incertidumbre a la que se enfrenta el mundo “es consecuencia del impacto de la revolución digital y la cuarta revolución industrial, que exhiben una velocidad y magnitud insospechada”.
En el webinar, Sergio Cárdenas, profesor investigador titular del Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. (CIDE), expuso que la evidencia disponible marca muy claramente esta relación entre el logro escolar y empleabilidad, y en este punto “cada vez más habrá un giro hacia las habilidades, superando la credencial”.
“Efectivamente el vínculo entre educación y empleo está claro, pero habrá que considerar o no perder de vista la necesidad de una educación más integral, incluso la reciente pandemia nos lo ha recordado”.
Para Renato Opertti, Especialista Senior de Programa, Oficina Internacional de Educación (OIE), de la UNESCO, hay que fortalecer y forjar una mirada desde la educación justa, de transformación futurística y progresista de la sociedad, asumir la disrupción como categoría para repensar la relación entre educación, sociedad y trabajo.
Ante la pregunta planteada sobre cómo puede aprovechar la sociedad la tecnología para lograr un futuro próspero e inclusivo, dijo que la tecnología puede ser un factor democratizador pero también un factor de ahondamiento de brechas.
“Hay que confiar en las tecnologías, pero hay que inmunizarse frente a las tecnologías”, alertó el especialista, para quien el Estado es quien debe asumir el rol de garante, para proporcionar conectividad, recursos, plataformas y capacidades. “Este periodo postpandemia necesita más y mejor Estado; más y mejor Estado garante, más y mejor Estado orientador, más y mejor Estado estratega”.
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