Promover el desarrollo social y económico para el futuro.
Los países latinoamericanos deben aumentar la productividad nacional, tanto a nivel privado como público, así como generar más empleos, y para ello la modernización del aparato productivo se perfila como uno de los principales retos para el desarrollo de la región, si se quiere participar de una economía impulsada por la conectividad y el acceso a la tecnología.
“Un aumento de 1 Mbps (Megabit Por Segundo) en la velocidad agregada de descarga de datos en un país puede llegar a tener un impacto de crecimiento de hasta 1.6 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita”, aseguró Iván Mantilla, viceministro de Conectividad del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Colombia.
En videoconferencia realizada en el contexto del foro México 5G, organizado por Asociación Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y DPL Group, advirtió que existe una nueva brecha en materia de emprendimiento, la cual se ha agudizado por los efectos de la pandemia del Covid-19, y la manera de contenerla es a través del desarrollo de la tecnología 5G.
La nueva generación móvil, con mayor velocidad de descarga, hasta 100 veces mayor que la 4G, permitirá generar un aparato productivo más sofisticado y moderno. La evidencia muestra que aumentar el acceso a tecnologías de mayor capacidad tiene efectos importantes en el crecimiento económico, y 5G empieza a emerger como una nueva oportunidad de desarrollo social y económico para los países.
En Colombia, expuso, ya existen pilotos de 5G en 45 lugares, en cinco ciudades y por seis empresas -cuatro operadores tradicionales y dos jóvenes emprendedores-, con aplicaciones de todo tipo. Se trabaja en casos de uso para que en el año 2021 se alcancen resultados y se empiecen a financiar nuevos modelos de negocio, y en 2022 inicie el despliegue de manera generalizada.
Pero esto no llega solo y por ello se establecieron tres frentes de trabajo para que 5G se despliegue de manera comercial en el 2022: lo primero es la regulación, que tiene que ser abierta y flexible, pues el fin es que la regulación permita que los beneficios de la conectividad lleguen a todas las personas, para que la brecha social y de emprendimiento se empiece a cerrar.
Un segundo frente en que el se trabaja es en la gestión de espectro. Primero, para generar las condiciones de asignación, que haya disponibilidad y se pueda invertir en el despliegue de infraestructura.
“En el caso colombiano, hasta hace dos años, el espectro era un instrumento de recaudo fiscal, pero con una reforma estructural cambiamos la idea que fuera para maximizar el ingreso fiscal, sino que fuera para cerrar brechas sociales y económicas conectando al internet y a la tecnología”.
El viceministro mencionó como tercer frente relevante las políticas públicas. El cual no solo busca conectar a las personas, sino que tiene dos objetivos complementarios, es decir, una vez aumentada la masificación de las tecnologías, es necesario pensar en que las políticas de conectividad vayan de la mano con políticas de emprendimiento.
El otro elemento importante tiene que ver con la política de seguridad y la confianza digital, por lo que en Colombia se lleva un año y medio de trabajo en el desarrollo de una estructura con todas las entidades del Estado para que el acceso a la tecnología sea de manera segura, en un entorno abierto y transparente.
“Las nuevas tecnologías de comunicaciones móviles, más que una tecnología de conectividad, son una tecnología de desarrollo social y económico para el futuro. Se vale pensar que los países de América Latina puedan ser líderes digitales”, concluyó.
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