Gobierno debe ser el orquestador del cambio digital
Ante la complejidad que conlleva el despliegue de infraestructura que es necesaria para aumentar los niveles de conectividad en el país, la industria telecomunicaciones requiere avanzar por el camino de los estímulos fiscales mediante un modelo que permita la asignación directa y eficiente de recursos, dijo Edgar Olvera, socio en Greenberg Traurig.
“Desde mi perspectiva y experiencia creo que si a través de estímulos hacemos que el impuesto que se tendría que pagar por el sector se destinara a través del propio operador hacia el sector, se tendría una asignación más eficiente, bajo reglas claras, con una auditoría estricta, nos evitamos darle la vuelta al dinero a través de fondos, tesorerías, reglas de operación, asignación, conflictos y peleas”.
En su participación en el foro Convergencia Show 2019, el ex-subsecretario de Comunicaciones explicó que con un modelo como el descrito, el propio operador podría decidir cuánto desea invertir en su propio beneficio de infraestructura, de crecimiento de la red y de atracción de clientes; y que no sea el gobierno el que haga una lista de cosas de lo que quiere que el privado haga.
“Mi experiencia es que es difícil que un fondo logre lo que por sí mismo puede hacer el mercado si se le ponen los estímulos correctos. Una manera de fondear ya que logramos mapear todo esto y se dice vamos a llegar con este tipo de infraestructura a todos estos objetivos y esto va a tener un costo, es la figura de estímulos fiscales; es una de las medidas que mejor operan para hacer que la industria se mueva hacia adelante”.
En lugar de que la industria pague impuestos, detalló, los operadores podrían colocar esos recursos en el mercado de forma directa y bajo una serie de condicionantes como por ejemplo, que por cada punto porcentual de personas cubiertas o que por cada cierta cantidad de dinero invertido, se pueda acreditar el impuesto que se iba a pagar.
Expuso que en la actualidad, uno de los problemas que tiene el sector telecomunicaciones es que cuando la industria paga los impuestos que les corresponden, estos son ingresados a la “licuadora” de la Tesorería de la Federación para luego ser destinados a la cobertura de todas las necesidades gubernamentales.
“Luego pensamos hagamos un fondo de cobertura con recursos etiquetados, pero después llega el problema: en el gobierno los funcionarios están atados a una silla y con un montón de reglas que les dicen si vas a ejercer este presupuesto tienes que seguir esto y otro y se vuelve una asignación de dinero ineficiente”.
En opinión del especialista, garantizar la máxima conectividad en el país es una tarea que debe ser ejecutada por el gobierno como el principal orquestador del plan y porque es el actor que pone las directrices y concilia todas las perspectivas; para lograrlo, es fundamental el diálogo con la industria, que a su vez es la pieza que colabora, valida diagnósticos, ayuda con los diseños y sobre todo, invierte.
“Si se les logra convencer que inviertan, yo auguraría que en un par de años quizá en lo que resta de este sexenio, habremos rebasado más allá del 92.2 por ciento que Altán tiene como misión y estaremos aspirando a niveles de conectividad mucho mayores”.
C$T-GM