Conectividad permanente y privacidad de datos, los retos.
A finales de este año, cuando menos el 80 por ciento de las actividades laborales podrían realizarse de manera remota, en tanto que según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hacia el año 2050 el 70 por ciento de la población global vivirá en ciudades inteligentes; sin embargo, ¿las ciudades y los hogares están listos para enfrentar este reto en conectividad y privacidad?.
De acuerdo con datos de Global Workplace Analytics, refiere Amet Novillo, director General Equinix Mexico,
el trabajo habitual desde casa creció 173 por ciento entre 2005 y 2018, es decir, 11 por ciento más rápido que el resto de la fuerza laboral.
En este contexto, el directivo destaca que hay varios factores que impulsan el crecimiento de la fuerza laboral desde casa, incluidas tecnologías mejoradas para la colaboración en línea, ahorro de costos, sostenibilidad, mayor productividad, preferencia de los empleados por modelos de trabajo más flexibles, entre otros.
No obstante, aunque la penetración de internet en los hogares de México avanza rápidamente, la banda ancha fija solo tiene cobertura en 56.4 por ciento de los hogares, mientras que 90.5 por ciento de las líneas móviles alcanzan 112 millones de smartphones, aunque careciendo en su mayoría de conectividad permanente por falta de crédito o tiempo aire, de acuerdo con datos de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU).
Un reto para el óptimo desarrollo del trabajo en casa es una buena conectividad que se pierde debido a que la mayoría de los dispositivos están altamente integrados con la plataforma basada en la nube del fabricante, lo que genera problemas con la interoperabilidad y el bloqueo del proveedor, así como el soporte del ciclo de vida. Y aquí la pregunta: ¿Qué valor tiene un dispositivo doméstico inteligente si se suspende su servicio en la nube? En muchos casos, ninguno y varios ya se han quedado en el camino.
Al tema de la interoperabilidad se suma el desafío importante de la privacidad de los datos. Muchos usuarios están preocupados por su uso inadecuado por parte de los fabricantes de dispositivos. Un estudio realizado por Unisys, encontró que 84 por ciento de los mexicanos encuestados están muy preocupados por los problemas de robo de identidad o el uso de sus datos. También 73 por ciento no confía lo suficiente en que las organizaciones están tomando medidas para mantener seguros sus datos en la nube.
Una forma obvia de abordar muchos de estos desafíos es desvincular el dispositivo de su plataforma en la nube, pues los dispositivos cada vez más inteligentes pueden funcionar en modo autónomo con suficiente Inteligencia Artificial (IA) para manejar cargas de trabajo específicas.
Un termostato inteligente no necesita tener todo el vocabulario de Alexa para cambiar la temperatura en una casa. Las unidades de microcontroladores (MCU) habilitadas para IA y el aprendizaje automático diminuto (Tiny ML) para el Edge (borde) permiten cargas de trabajo de IA en el dispositivo, como el reconocimiento de objetos, los servicios habilitados por voz y el procesamiento del lenguaje natural.
Algunos de estos dispositivos también pueden permitir a los usuarios decidir si desean conectarse a la nube para obtener características y funciones adicionales o no.
Para que una visión de ciudad/oficina/hogar inteligente conectada de manera inteligente se convierta en realidad, es necesario que se produzca un intercambio seguro de datos entre múltiples fuentes y jugadores: usuarios, dispositivos, fabricantes, municipios, nubes, propietarios de aplicaciones y más.
Ofrecer una experiencia perfecta requerirá una arquitectura de TI distribuida en la que los datos se puedan intercambiar y procesar de forma segura en el perímetro digital con modelos de gobernanza que aborden los problemas de privacidad de los datos.
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