Impulso a capacidades de producción tecnológica, tarea pendiente
La brecha digital en América Latina, una de las regiones con menor avance en productividad en los últimos 20 años, es un problema que exige acciones urgentes y coordinadas entre gobiernos y empresas para evitar que se amplíen las ya grandes diferencias de conectividad entre países, al interior de ellos, en zonas urbanas con las rurales, entre mujeres y hombres, y a nivel generacional.
“Carecer de cobertura universal representa que las brechas se ensanchen, hay brechas entre países y al interior, en lo rural y lo urbano. Si realmente no se logran consolidar alianzas, lo que puede suceder es que se ensanchen aún más, y eso va en perjuicio de todos los habitantes, no sólo de los desconectados, también de los conectados… Hablamos del futuro del trabajo, de la educación, de la economía”, dijo Maryleana Méndez, asesora en Regulación de la ASIET.
En opinión de la especialista integrante de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), el mercado global avanza a un ritmo acelerado y en definitiva, no esperará a quienes se queden a la zaga, pues en el actual contexto el futuro es cercano, el pasado muy reciente, y el presente efímero.
“Realmente hay que moverse, rápido, con paso firme y estar claros que si logramos realmente cumplir el objetivo de la conectividad, hacerlo nos beneficia a todos”.
La educación es un elemento esencial para los países latinoamericanos. El déficit de profesionales en áreas de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se suma a la brecha educativa, que a su vez impacta en el bajo número de estudiantes en carreras relacionadas con las Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) que están directamente relacionadas con el desarrollo tecnológico.
“Es un trabajo pendiente, que no es rápido porque tenemos que reconvertir gente, existen las posibilidades de certificaciones cortas para que las personas se sientan involucradas con la tecnología; sin embargo, hay una tarea enorme en materia de capacidades porque son de segundo nivel, ya no son capacidades de uso, sino de producción y esas son muy difíciles de llenar, pero tenemos una población joven que sabe usar tecnología y que podría dar el paso a poder producirla debidamente estimulando y con los incentivos correctos en cada uno de los países”.
En este escenario, el desarrollo de infraestructura de conectividad capaz de sostener las necesidades actuales y futuras de la transformación económica y tecnológica, sigue siendo la piedra angular donde la inversión es un factor clave de impulso que es necesario ver en su justa dimensión.
“La inversión en infraestructura responde a un modelo de negocios, eso es normal y natural. Nadie se mete a un negocio si no es para redituar a los inversionistas, cuando nos topamos con zonas remotas de muy baja densidad poblacional, no hay modelo de negocio que se haga si es sólo el operador, la mayor parte de las inversiones la realiza el sector privado, cuando llegamos ahí los números no funcionan”.
En Perú, refirió, la empresa Telefónica hizo una serie de alianzas con empresas del ecosistema digital como Facebook para llevar conectividad a zonas remotas, lo cual muestra cómo el desafío digital sólo se puede enfrentar a partir de la colaboración y la creación de modelos donde cada uno ponga su parte.
“Por ejemplo, para llevar internet fijo, siempre se cuentan cantidad de casas pasadas por poste, en esos lugares habrá muchos postes pasados y ninguna casa, entonces el modelo no va, y si nos vamos a la infraestructura móvil, igual. Estamos invirtiendo en infraestructura móvil que dependiendo del alcance de la señal tampoco llega a mucha gente, lo que hay que hacer es alianzas bien configuradas con modelos innovadores que permitan llevar conectividad a esas zonas aisladas”.
En torno al rol que juegan los gobiernos, Maryleana Méndez dijo que ésta es fundamental y en definitiva, debe ser un actor activo en planes que involucren el capital privado y el esfuerzo de las empresas de telecomunicaciones y las dedicadas al desarrollo tecnológico.
“Los fondos de servicio universal lamentablemente tienen mucho dinero pero no han sido lo eficientes que deberían ser, hay muchos padeciendo el mismo mal que tienen las administraciones públicas para poder desplegar o hacer obras, si ese dinero se pudiera tomar para hacer una co-inversión público-privada en esas zonas puede ser una solución”.
C$T-GM