Separación estructural sería más eficiente
La Segunda Revisión de las medidas asimétricas ejercidas aplicadas al Agente Económico Preponderante (AEP) en telecomunicaciones deben ser revisadas con mayor severidad pues en una primera etapa éstas redujeron tanto su participación de mercado como los ingresos del sector que acapara; sin embargo, a partir de marzo de 2017, hay un claro agotamiento e insuficiencia de sus efectos, aseguran analistas de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU).
La caída de precios en el sector de telecomunicaciones dejó de registrarse, en ingresos se observa una «reconcentración» en el AEP, así como en algunos segmentos; en términos generales el nivel de la preponderancia en la industria no está avanzando más.
«De marzo de 2014 a marzo de 2017, la preponderancia pasó de 65.7 a 60.6 por ciento, lo que significa que debieron transcurrir cinco años para reducirla en solo 6.9 puntos porcentuales, y aunque parecería que sí hubo un tipo de avance, el análisis más reciente muestra que todas estas medidas se agotaron, pues de marzo de 2017 a septiembre de 2018 sólo bajó 0.6 por ciento», precisó Gonzalo Rojón, especialista de The CIU.
Aunque la preponderancia se mide en la totalidad del mercado, por segmentos hay datos relevantes que muestran que reducir la presencia del AEP al 50 por ciento en el mercado de las telecomunicaciones está muy lejos de alcanzarse, «este nivel es obligado para terminar con la preponderancia» y hay ciertos segmentos como la Banda Ancha Móvil -que es el nombre del juego» del futuro donde la participación del preponderante supera 71 por ciento.
Por su parte Carlos Hernández, especialista de The CIU, detalló que en materia de ingresos, de la declaratoria de preponderancia (marzo 2014) a la primera revisión (marzo 2017) los ingresos que acaparó el AEP bajaron del 65.4 al 58.7 por ciento; sin embargo de marzo de 2017 a la fecha el porcentaje se revirtió, al pasar de 58.7 a 59.4 por ciento.
«Cuando se analiza la segunda etapa, se revierte la regulación y regresan elementos como el cobro de interconexión, medidas más suaves, efecto nulo de las medidas iniciales, separación funcional sin ejercer, todo lo cual se traduce en el crecimiento de su participación en los ingresos», explicó el especialista.
Aunque la preponderancia sólo considera volumen de usuarios y no incluye ingresos, todo lo que se puede ver detrás significa tener un operador con tanta fuerza de mercado, que decida no invertir más pero que pueda seguir recuperando participación de mercado y que sus ingresos vuelvan a retomar niveles ya superados.
Desde 2015 se observa una franca disminución de sus inversiones, pero en 2017 (última información publicada), sólo ejerce 32.2 por ciento de las inversiones totales, mientras sus competidores ponen el 67.8 por ciento de los 61.4 mil millones de pesos aplicados en ese año.
Persiste una excesiva concentración, el AEP mantiene tres cuartas partes del mercado, mientras que en ingresos existe un creciente retorno a niveles anteriores que ya alcanzan el 71 por ciento, además de observarse una nula competitividad tarifaria, así como excesivos e injustificados cargos por servicios con afectaciones al consumidor, resultantes de la falta de competencia en el mercado.
En opinión de Radamés Camargo, analista de la consultora, considerar solo los usuarios para medir la preponderancia es un «error», pues la ausencia de competencia se refleja también en cómo el AEP está acaparando ingresos, y segmentos clave de servicios de telecomunicaciones como la Banda Ancha Móvil (BAM).
Otra de las métricas relevantes que no se incluye es que la reducción de la tarifa de interconexión es relevante porque propicia que mucho del tráfico de comunicaciones vaya a caer en las redes de Telmex y Telcel, es decir, un elemento importante en términos de interconexión.
Para el especialista esta segunda revisión no solo es relevante para conocer qué es lo que está sucediendo con las medidas asimétricas ejercidas desde 2014, sino también lo que procede hacia el futuro, por ello la importancia de destacar lo que está sucediendo también en materia de ingresos, de segmento de servicios, de tráfico y no solo de usuarios.
Aunque se aplique la separación funcional al AEP, esa medida resultará insuficiente para disminuir la preponderancia, pues la experiencia internacional muestra que aunque se cambien de nombre las empresas, éstas siguen perteneciendo a un mismo operador y continuarán hablándose entre sí para conservar su rentabilidad; solo una separación estructural es lo recomendable para eliminar un agente dominante.
Finalmente mostraron su preocupación porque el presupuesto le sea insuficiente al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para dar seguimiento puntual a las medidas asimétricas al AEP, o que la segunda revisión no sea debidamente ejercida.
C$T-EVP