Al regresar a las aulas retomarán habilidades sociales.
Aunque pudiera pensarse que los niños están perdiendo habilidades esenciales como la interacción o el contacto social en el proceso de enseñanza-aprendizaje debido al confinamiento impuesto por la pandemia de COVID-19, en realidad sólo están en pausa y en la nueva normalidad están adquiriendo diferentes aptitudes.
“Las otras habilidades no es que se pierdan, la parte de la interacción, la parte de la broma, el contacto, sino que están pausadas. No creo que las vayan a perder, sino que cuando los niños tengan la posibilidad de volver al aula estas salen de manera innata”, afirmó en entrevista, dijo Claudia Sotelo, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
Si bien las niñas y los niños han dejado de tener contacto uno a uno, como lo hacían en la escuela, y tienen periodos de atención que no funcionan igual, “lo que creo es que aprenderán de una manera diferente”, pues en casa también se adquieren nuevas habilidades para concentrarse, estar quieto frente a las pantallas y evitar distracciones.
Sotelo Arias advirtió que no es sano presionar a los niños para que cumplan con todas las exigencias educativas a las que obligó el confinamiento, sobre todo cuando hay algunos casos en los que los pequeños se quedan a cargo de personas, como hermanos mayores o abuelos, quienes no pueden ayudarlos a resolver sus dificultades.
Hay algunos niños de 8 años de edad que ya tienen que trabajar su enojo, tristeza y frustración por quedarse solos enfrentándose a dificultades técnicas como unirse a las videoconferencias con sus maestros.
En México, los poco más de 25 millones de estudiantes de educación básica que regresaron a clases para el ciclo 2020-2021 se enfrentan a clases por televisión, a sesiones con sus maestros en videoconferencias, con un impacto en lo físico, lo social y lo psicológico de los pequeños.
En lo físico, están sentados muchos con audífonos, otros no; los que están viendo la televisión deben mantenerse quietos, cuando en el salón se levantan de su lugar, se mueven, van al baño a preguntarle cosas a la maestra, alguien hace un chiste, los demás se ríen. Esta parte física se ha modificado drásticamente, dijo la especialista.
Además, en la parte de la percepción no es lo mismo atender una clase en una pantalla, con un papá o una mamá que les exige mayor atención sin pensar en el esfuerzo que hacen para concentrarse ante tantos estímulos a los que no estaban expuestos en sus salones.
La especialista subrayó que la exigencia a la que están sometidos los pequeños es parte del desconcierto de los padres y madres que ahora tienen el salón de clases en sus hogares, donde están viendo de primera mano el desempeño de sus hijos.
“A muchos papás se les ha dificultado ver en el niño las deficiencias académicas que tiene, hasta la parte latosa, la parte tímida, ver al niño en el grupo, en el escenario del aprendizaje, ha sido difícil para los padres y terminan depositando ansiedad, es angustia que les genera exigirle a los niños y a los profesores”.
Por ello, recomendó buscar acompañamiento o apoyo terapéutico en caso de que perciba en los niños desinterés por la escuela.
“La mayoría de los niños pueden acomodarse e interesarse o estar contentos, pero si noto que no logra conectarse en esta “chispa” de la escuela que tenía antes, entonces tal vez está sucediendo algo y va mucho más allá de las clases en línea. Quizá sea una cuestión de depresión que se abrió con todo esto de la pandemia”.
C$T-EVP